18 May Olga de González denunció ante la OEA el brutal asesinato de su esposo en 2017
♦Texto: José Ali Linares Torrealba
Recientemente, el Panel de Expertos Internacionales Independientes de la Organización de Estados Americanos (OEA) instó a la Corte Penal Internacional (CPI) a centrarse en personas «específicas» y «perpetradores de nivel medio y alto» de crímenes de lesa humanidad en Venezuela para emitir «órdenes de arresto».
«Las denuncias de cada uno de los crímenes de lesa humanidad son moneda corriente todavía en el país», dijo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, durante la presentación del tercer informe del panel de expertos independientes que analiza la posible comisión de estos actos en Venezuela desde 2017.
Se han analizado casos de tortura, detención arbitraria, violencia sexual y persecución para determinar si se han investigado y juzgado, y «las conclusiones son en realidad bastante chocantes», afirmó Joanna Frivet, miembro del panel. «Venezuela no está cumpliendo con sus obligaciones (…) de exigir responsabilidades», añadió.
En estas circunstancias, la intervención de la Fiscalía de la CPI «es fundamental para impulsar la investigación y procesamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela», expresó.
La Tragedia del 27 de Julio de 2017
Olga de González narró cómo su esposo, Leornardo González, un ciudadano común, fue víctima de la brutal represión policial en Venezuela: “Mi esposo no era político ni pertenecía a ningún partido. Era un venezolano que anhelaba un país diferente», comenzó su emotivo testimonio.
Su esposo trabajaba en un supermercado y, ese día, salió a protestar pacíficamente junto a un grupo de vecinos. Sin embargo, la manifestación se tornó mortal cuando fueron atacados por más de 30 funcionarios policiales.
Durante el ataque, su esposo intentó salvar a un joven manifestante de apenas 18 años: «Mi esposo se quedó atrás esperando a un joven que estaba siendo perseguido por los funcionarios. Apenas pudo rescatarlo, se subieron al vehículo y emprendieron la huida», relató Olga.
En la persecución, el vehículo recibió 21 impactos de bala, y uno de esos disparos atravesó la espalda de su esposo: “Cuando mi esposo sintió la herida, se bajó del carro y pidió ayuda, pero esa ayuda le fue negada», afirmó con voz quebrada.
La Cruel Negación de Auxilio
Olga describió la desesperación y la impotencia que sintió cuando encontró a su esposo herido y sin auxilio. «No sé si por fortuna o por desgracia, eso ocurrió muy cerca de mi casa. Los vecinos empezaron a decir que habían matado a un delincuente. Yo no tengo delincuentes en mi casa», expresó con indignación.
Al llegar al lugar, Olga se enfrentó a la policía científica, que quería levantar el cadáver sin seguir los procedimientos adecuados. «Yo me planté allí y dije: a mi esposo no lo toca nadie hasta que no llegue un fiscal y alguien del Foro Penal que me orientara», relató.
Olga recordó cómo, al revisar el vehículo, solo encontraron alimentos y agua que su esposo solía llevar a las protestas. «Mi esposo tenía cuatro caramelos en el bolsillo. Esas eran sus armas», señaló, subrayando la injusticia de su asesinato. La evidencia recopilada demostró que su esposo no estaba armado y que no representaba una amenaza para los funcionarios que lo perseguían. «Allí lo único que hubo fue una ejecución extrajudicial», sentenció Olga.
La Lucha por la Justicia
Desde el asesinato de su esposo, Olga ha dedicado su vida a buscar justicia en un sistema judicial corrupto y manipulado. «Obtener justicia en un país como Venezuela no es fácil», afirmó.
A pesar de contar con pruebas claras que exoneraban a su esposo, el proceso judicial fue una odisea. «Hubo tres largos juicios. El primer juicio ocurrió dos años después del asesinato de mi esposo y se interrumpió luego de 14 meses. En el tercer juicio, luego de 1500 días de reclamar justicia, al fin todos los funcionarios fueron condenados», detalló.
Olga narró cómo tuvo que enfrentar múltiples fiscales y abogados defensores que intentaron desvirtuar las pruebas. «Una de las tesis que quiso implantar la defensa era que la bala que mató a mi esposo no había sido disparada por el funcionario acusado», explicó.
Para entender el informe forense y demostrar la verdad, Olga trabajó con médicos y usó técnicas como el láser para rastrear la trayectoria de la bala en el vehículo de su esposo. «Pude demostrar que, en efecto, la persona que estaba acusada realmente fue el disparador», concluyó.
La Resistencia y la Esperanza
A pesar de las dificultades y el dolor, Olga no ha dejado de luchar por justicia. «Durante estos siete años no he dejado de ver a los asesinos de mi esposo. Aunque en apariencia me pueda ver fuerte, es muy duro», confesó. La resiliencia y la determinación de Olga son un testimonio de la lucha de las familias venezolanas que buscan justicia para sus seres queridos. «Este es un camino muy difícil que te acaba emocionalmente y psicológicamente, pero no me he rendido», afirmó.
Olga también mencionó su ingreso a la organización Alfavic Vzla, integrada por familias que han perdido seres queridos en el contexto de las protestas. «Hoy somos más de 40 familias», indicó, resaltando la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo.
Concluyó su testimonio con un llamado a la comunidad internacional para que continúe ejerciendo presión sobre el régimen venezolano y apoye a las víctimas en su búsqueda de justicia.
La Perspectiva del Futuro
El testimonio de Olga de González en la OEA no solo revela la crudeza de la represión en Venezuela, sino también la incansable lucha de los ciudadanos por un país donde se respeten los derechos humanos y se haga justicia. «La única víctima no fue mi esposo», reflexionó Olga.
«Los familiares de estos jóvenes también han sido víctimas. Estos jóvenes crecieron y se formaron bajo un gobierno que los educó para ir en contra de una población que piensa diferente», añadió.
En su testimonio, Olga destacó la importancia de la intervención internacional para lograr justicia en Venezuela. «La intervención de la Fiscalía de la CPI es fundamental para impulsar la investigación y procesamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela», reiteró.
La resistencia de Olga y su dedicación a la causa de su esposo son un faro de esperanza para muchos venezolanos que buscan justicia y un futuro mejor.
La historia de Olga es un recordatorio poderoso de la fuerza del amor y la determinación frente a la injusticia. Su testimonio en la OEA es una llamada urgente a la acción y a la solidaridad internacional para poner fin a la impunidad en Venezuela y garantizar que las víctimas y sus familias obtengan la justicia que merecen.
La lucha de Olga es un reflejo de la resistencia de un pueblo que no se rinde, y su voz, junto con las de otros afectados, clama por un cambio y por el respeto a los derechos humanos en Venezuela.
Si tienen alguna denuncia o quieren conocer más sobre el tema, comuníquense con Defiende Venezuela a través del correo: jlinares@defiendevenezuela.org, José Ali Linares, Coordinador de Comunicaciones.
¡Comparte esta nota de prensa y genera conciencia sobre las violaciones de derechos humanos en Venezuela! Juntos podemos hacer la diferencia.
Sorry, the comment form is closed at this time.